También la lluvia

La colonización de América no ha sido un tema tan recurrente en el cine español como cabría esperar de un suceso tan importante en el desarrollo mundial. En pocas ocasiones (El Dorado, Cabeza de Vaca) nuestro cine se ha interesado por este periodo. Las causas pueden ser muy variadas: falta de ideas, falta de presupuesto y, quizá,  falta de riesgo o conservadurismo. Lo cierto es que resulta un tanto sorprendente este vacío fílmico sobre un hecho, a priori, tan cinematográfico.

También la lluvia nos cuenta la historia de un equipo de producción español que pretende rodar una película sobre Cristóbal Colón,  los frailes  Bartolomé de las Casas y Antonio de Montesinos, y su impronta en la colonización.
El productor Costa, interpretado por Luis Tosar, forzado por el limitado presupuesto, decide grabar la película en Bolivia y así aprovecharse del bajo coste de empleados, actores y figurantes de dicho país.
A su vez, Gael García Bernal interpreta al director del film, Sebastián,  empecinado en exponer con exactitud los acontecimientos, la opresión sufrida por los indios y la dualidad moral de personajes históricos tan venerados.
Por otra parte, en la ciudad donde pretenden llevar a cabo el rodaje, Cochabamba, se está produciendo una revuelta provocada por la privatización del agua, su encarecimiento, y su venta a una empresa norteamericana. Está revuelta está basada en la llamada Guerra del Agua acaecida en el año 2000.
Uno de los actores bolivianos contratados a bajo coste para interpretar a un indígena es Cesar ( Juan Carlos Aduviri), que además es uno de los  principales  partícipes de la revuelta. Este personaje servirá de nexo entre la grabación de la película y la revuelta popular.

La fusión de imágenes de la película sobre la colonización y de la situación real de Bolivia es el motor de la cinta. Una de las mejores escenas, y que más simbolizan lo que nos quiere mostrar el film, es la visita del equipo al Ayuntamiento. Ante una cada vez más encolerizada urbe, postrada en la plaza, los cineastas reprochan al alcalde el bajo salario medio de los ciudadanos y manifiestan su apoyo a la revuelta. Éste a su vez, con serenidad, les recuerda a los cineastas que estos trabajadores ganan lo mismo que los que ellos han contratado para hacer su película.

Esta doble moral se nos muestra en varias ocasiones, haciendo una analogía entre lo sufrido por los indios en la colonización española y lo que les está sucediendo en la actualidad. Un buen ejemplo es la escena del rodaje donde vemos a los españoles obligando a los indios a pagar un impuesto de oro diario; paralelamente, ya en la Bolivia reciente, vemos como la policía les prohíbe a los bolivianos abastecerse del agua de un pozo.

En particular, destacaría todas les escenas concernientes a la colonización. Podrían ser lo mejor que se ha rodado sobre este tema en nuestro cine. Teniendo en cuenta que “También la lluvia” no es una película que se base solo en este periodo, resulta bastante llamativo.
El elenco actoral raya a muy buen nivel, sobre todo Luis Tosar, al que podremos disfrutar junto a varios de los mejores actores españoles de la actualidad.  Sobre los actores bolivianos creo que, aunque hacen un buen trabajo, sí que se les nota su falta de experiencia y de expresividad.

 Manteniendo su sello de cine social, Icíar Bollaín ha realizado una película más ambiciosa que de costumbre. Después de “Te doy mis ojos”, quizá su mejor película, y tras la correcta “Mataharis”, se ha rodeado de un gran equipo, destacando al guionista Paul Laverty, habitual de Ken Loach. Si a todos estos ingredientes se le suma el saber hacer y las buenas intenciones sólo podría resultar un buen film, como así es. Hay que recordar que fue la elegida para representar a España en los Oscar 2011, con todo merecimiento.

De todas formas, aquí empiezo con los palos, hay varias cosas que no me terminan de convencer. Creo que algún comportamiento de los protagonistas, y su variación moral, no está del todo bien resuelta. Sinceramente, y dada la complejidad de este tipo de película, algo más de metraje para comprender mejor a los personajes no vendría mal. Tampoco me gusta mucho la parte final. Hay varios minutos que se dejan para la reflexión, pero creo que no son tan interesantes como podrían ser, haciendo que la película pierda fuerza.

Considero que “También la lluvia” es un gran ejemplo de cine social, comprometido y de calidad. Un gran ejemplo del buen cine que se puede hacer en España. No es perfecta, pero sí da lo que promete, que no es poco. Más propuestas de este tipo harían bastante bien a nuestra vilipendiada industria cinematográfica.